Felicidades, Torvalds

Tal día como hoy, de 1969, surgía en Helsinki, de entre las vergüenzas de su señora madre para máxima exactitud geográfica, un esbozo de lo que posteriormente pasaría a llamarse, oficialmente, Linux Benedict Torvalds.

Durante su infancia se hizo evidente su espíritu conciliador y sosegado, interviniendo en una discusión pingüiniril del que salió mal herido.

A los 11 años fue atraído por el lado oscuro a manos de un anciano Lord Sith que, usando un Commodore, logró plantar la semilla del mal en el rubísimo muchacho, que acabaría 8 años mas tarde ingresando en la noble institución de la Universidad de Helsinki para cursar Ciencias de la Computación Prehistórica. Fué entonces en un arrebato, de los que nunca han caracterizado a este finlandísimo señor, en los que decidió programar un kernel, para poder usar en su máquina de cómputo casero, osease ordenador, un clon de Minix, un Unix para ordenadores de la potencia de un pollo con una polea en medio pero no mucho peor que los de las grandes empresas. Decidió hacerlo libre. Y lo llamó Linux en un arrebato de originalidad, luego intentó buscar un nombre menos egocéntrico, pero ya era demasiado tarde.

El resto es historia: en 1992 varias malas personas lo combinan con el proyecto GNU, las tortugas que programaban el núcleo HURD deciden tomárselo con paciencia, un tal Stallman se enfada años después porque su sistema operativo entero es llamado comúnmente como el kernel de este señor...

Felicidades.

Torvalds en neopreno


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