Sistemas de derechos de autor

Sistema obsoleto, centrado en la distribución
Autores
Reciben dinero al hacer la obra, en base a las posibles ventas, ganan una ínfima cantidad por cada copia, reproducción, y demás. Casi nadie gana lo suficiente, muy pocos ganan algo para vivir, y poquísimos amasan algo de dinero. No obstante, dado el inmenso gasto en publicidad, muchos ganan una fama efímera. En cuanto a los conciertos, conforman la mayor parte de los beneficios del autor, pero su discográfica, entidades de gestión, y demás, drenan sus beneficios apropiándose de un porcentaje escandaloso de su propia recaudación.
Copiadores
Pagan al autor por la obra una miseria, la copian y alimentan los canales de distribución. A veces el autor incluso debe de pagarles. Reciben una cantidad exagerada de dinero directamente de las ventas.
Entidades de gestión
Amasan fortuna extorsionando a todo el mundo, a veces ilegalmente por derechos sobre obras que no poseen, y reclaman cantidades ingentes de dinero por cuestiones absurdas. Viven de la extorsión y del dinero que recaudan de los autores por, según ellos, proteger su obra.
Consumidor
Oferta muy reducida. Precio final del producto escandaloso. Ante la dificultad de adquirir el producto, o supuesto bien de interés cultural, muchos optan por realizar copias por sí mismos. Legal en España por poco tiempo. Ilegal en muchos otros países en los que los colectivos anteriormente mencionados han adquirido demasiado poder político.
Sistema clásico, centrado en la reproducción
Autores
El autor percibe la cantidad íntegra de sus conciertos, y puede optar por pagar o no a las entidades de gestión. Muchos optarán por no hacerlo o gestionar ellos mismos su obra, para evitar ser explotados. El autor se siente desprotegido, si bien en realidad lo que ocurre es que está libre de parásitos que dan falsa imagen de protección. Vende y distribuye sus propias copias.
Copiadores
Reciben dinero por realizar copias. Algunos, hoy en día, son extorsionados por las entidades de gestión para que establezcan ilegalmente, como requisito, el hecho de estar adscrito a dichas entidades.
Entidades de gestión
El autor puede elegir, reálmente, si quieren que las entidades de gestión reclamen dinero por su obra, tanto a ellos mismos como a todo el mundo. Recordemos que dado el actual enfoque de los derechos de autor, establecen que el mero hecho de crear una obra significa tener total control sobre los derechos de la misma, lo que hace, obviamente, innecesarias las entidades de gestión.
Consumidor
Los conciertos son menos costosos, por no estar sujetos a parásitos extras. La oferta es mayor, al no estar el mercado asfixiado por el exceso de distribución. Mejora la calidad de la oferta, pero su área de mercado se delimita muy comúnmente.
Sistema moderno, basado en distribución por internet
Autores
Controlan la distribución de su obra a través de internet, y el coste de hacerlo es nulo. Ellos deciden si venderlo en primera instancia (tarde o temprano acabará en canales gratuitos) o no. Pueden escoger entre una gran variedad de licencias apropiadas al medio. El público objetivo aumenta exponencialmente, lo que implica mucho más beneficios por conciertos. La venta del producto en ciertas plataformas puede significar, a su vez, en otro negocio muy lucrativo. Cobrar por el uso comercial de la obra hace prescindir de entidades de gestión para ganar dinero con los redistribuidores.
Copiadores
Prácticamente no existen, ya que todo el mundo puede realizar sus copias a un coste ínfimo.
Entidades de gestion
No existen, no extorsionan, su negocio mafioso no tiene cabida. Durante la transición, se opondrán con todas sus fuerzas, y para ello utilizarán todo su poder político, en contra del cambio que significaría su extinción.
Consumidor
Máxima oferta. Coste mínimo. No se acumulan soportes físicos innecesarios (CDs, DVDs...). Se libran del constante acoso de las entidades de gestión.

Ahora que alguien me explique ¿tan estúpidos son los autores famosillos como para apoyar el sistema que menos beneficios les da?

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