Mucho se habla de las soluciones de la nube, y más concretamente los servicios en línea que vienen a sustituir aplicaciones de escritorio, pero su grado de penetración de mercado es residual. Cierto es que trabajo entre usuarios informáticos de muy baja capacitación, pero me sigue sorprendiendo que prefieran la inoperancia de vetustos programas a la agilidad de trabajo de estas nuevas herramientas.
Por otro lado, sé que a muchos de vosotros os asusta que Google tenga tanta información sobre vosotros, es comprensible, pero aunque tome como ejemplo a Google Docs, será extrapolable a otras soluciones de otras empresas, como Zoho.
Si no trabajáis en la nube, al crear, por ejemplo, un documento de texto con formato, creáis un archivo en vuestro disco duro. Sí, únicamente en vuestro disco duro. Y esto no está mal en absoluto.
Si alguien os pide ese documento porque, al fin y al cabo, ni vivís, ni trabajáis o estudiáis solos, lo normal es hacer un email y se lo adjuntas o, siendo muy optimista, usáis un servicio de almacenamiento online como un FTP público. Hasta ahí todo bien.
El documento, será susceptible de correcciones y modificaciones, por varias personas, y cada uno acabará teniendo una decena de versiones irreconciliables del mismo documento original en cada unas de las bandejas de vuestros correos.
Cuando se trabaja en la nube, solo hay un documento, en la nube, y si además usáis un editor colaborativo, todos vosotros podréis modificar, a la vez, el mismo documento y ver todos los cambios que vayáis realizando en el mismo, teniendo y trabajando siempre sobre la versión actualizada.
Ello no evita que en un momento dado, si queréis, hagáis una copia sólo para vosotros, o creéis un documento que no queréis compartir. Pero en cualquier caso, vuestros documentos siempre estarán accesibles desde cualquier ordenador con conexión a Internet.
La aparente falta de funcionalidad de muchos de los servicios, muchas de ellas absolutamente superfluas, de las que los usuarios menos capacitados usualmente abusan, no son tanto por las limitaciones de las tecnologías usadas para desarrollar estas herramientas (juntar XHTML, Javascript y un navegador que no sea una puta mierda como Internet Explorer porquería, tiene un potencial prácticamente ilimitado) sino por la decisión unilateral de no añadir funcionalidades "basura", que no hacen más que complicar la interfaz de cualquier aplicación.
Mucho podría hablar sobre el mal diseño de interfaces, y la adicción a las mismas de usuarios de bajo nivel. Pero este no es el tema y, como podéis comprobar, los beneficios son muchos.
Aquí tenéis una lista de editores colaborativos
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